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lunes, 5 de abril de 2021

Alfonso II el Casto. Rey de Asturias 3ª parte. Un rey constructor

 



Alfonso ordena la construcción de un conjunto arquitectónico cuyo eje central es la catedral del Salvador, de la que la Crónica Silense nos dice que fue encargada al arquitecto Tioda. Unida a ella por el norte estaba la iglesia de Santa María, a cuyos pies disponía de una tribuna y una cámara destinada a panteón real, por lo que se deduce que su función era la de capilla para celebrar las honras fúnebres de los monarcas. Además, el conjunto catedralicio se completaba con la iglesia de San Tirso, cuyo testero de la capilla central ha llegado hasta nuestros días, una zona cementerial y toda una serie de residencias para el alto clero.

El núcleo central de Oviedo se completaba con el palacio regio y una serie de dependencias destinadas a sede del gobierno del Reino. De este conjunto palaciego, sólo se ha conservado la capilla palatina, hoy llamada Cámara Santa. Esta capilla fue mandada construir por orden expresa de Alfonso II para albergar las reliquias que habían llegado a Asturias procedentes de Toledo a raíz de la conquista musulmana, de las que la Crónica Silense asegura que procedían de la misma Jerusalén. La idea de fortalecer el trono con el poder santificante de unas reliquias se debe a la influencia carolingia (Aquisgrán e Ingelheim). Bajo la capilla existía una cripta, dedicada a Santa Leocadia y San Eulogio, mártires cordobeses.



A estos tesoros arquitectónicos, habría que unir la llamada Cruz de los Ángeles. Una magnífica pieza de orfebrería en la que figura el lema del monarca "Hoc signo tuetur pius, hoc signo vincitur inimicus" («Con este signo es protegido el piadoso, con este signo es vencido el enemigo»). La adoración de la cruz y la consagración de la catedral al Cristo Salvador, constituyen toda una declaración de intenciones del monarca ante la polémica religiosa que le tocó vivir.





Política territorial de Alfonso II

Tras una rebelión desencadenada en septiembre del año 801, que le costó su exilio en el monasterio de Ablaña, Alfonso II vuelve a la actividad regia gracias a la intervención de un grupo de fieles reales dirigido por Teuda, un noble visigodo. Estos acontecimientos pueden tener relación con la división de la sociedad astur, entre los partidarios de la ortodoxia goda y los heterodoxos próximos a Toledo.

Su política territorial se centró en la repoblación de los territorios que más adelante darían lugar al condado de Castilla. Repobló el valle de Mena y el valle de Valpuesta. Sin embargo, Alfonso tuvo que dedicarse a contener los ataques de Hicham , que en el año 795 volvió a ocupar la ciudad de Oviedo.

Los musulmanes se dedicaron a lanzar razzias periódicas sobre las tierras recién repobladas, especialmente en Álava, la futura Castilla y Galicia, para garantizar su sometimiento, pero afortunadamente para Alfonso, las revueltas internas que tuvieron lugar en Al-Andalus y la presión franca en los pirineos, que provocaron la pérdida de Gerona (785) y Barcelona (801), obligaron a los dirigentes musulmanes a distribuir sus esfuerzos. Esto permitió a Alfonso reorganizar sus dominios y presentar una resistencia formidable, que cristalizaría en victorias como la del río Lutos, cerca de Grado, en el año 794, lo que le otorgó una gran fama como caudillo militar.

Alfonso II puso a Oviedo en el mapa mundial; fue un magnífico alcalde, además de un gran rey.

Murió el 20 de marzo de 842. Después de 51 años de reinado.


Bibliografía.

Constantino Cabal, Eloy Benito Ruano, pr.:Alfonso II El Casto, fundador de Oviedo. Grupo Editorial Asturiano. 1991.

Félix de Aramburu y Zuloaga, José Posada Herrera, Ramón Menéndez Pidal:  Alfonso II, el Casto Ediciones Páramo, S.A. 1996

Códice testamento Alfonso II el Casto y estudio de la obra. Ediciones Madú

C. Sánchez Albornoz. Orígenes de la Nación Española. El reino de Asturias. 2 vols. Instituto de Estudios Asturianos. 1974. Oviedo

VV.AA. Estudios sobre la monarquía Asturiana. XI Centenario de Alfonso II. (1942). Instituto de Estudios Asturianos: 1974.

 

 


Alfonso II el Casto. Rey de Asturias. 2ª parte. Jaque al Rey.

 

El emir de Córdoba se sube, después de devastar nada menos que el sur de Francia carolingia, ha enviado su ejército a aplastar el diminuto reino de Asturias y se encontró, que fueron sus tropas las derrotadas. No puede soportar esa humillación, tiene que vengar la afrenta, y lo hará apuntando directamente a la cabeza: hay que atrapar al rey de Asturias.

 

Para dar jaque al rey, hay que acorralarte, cortarles las salidas y eso es lo que propuso Hisam: acorralar a Alfonso II.

  

Alfonso II el Casto. Rey de Asturias. 



Más de diez mil jinetes musulmanes se aprestaron a lanzarse contra Oviedo. Era septiembre del 795 y el cielo se oscurecía para los rebeldes asturianos, Alfonso se entero de la ofensiva mora, así que tuvo tiempo para llamar a sus gentes a las armas del reino y de engrosar sus fuerzas con guerreros de cántabros, gallegos y vascones (no olvidemos que Alfonso es hijo de una damas vascona y que había vivido largo tiempo entre ellos).

Tomo una decisión arriesgada, no va a esperar a los moros entre los valles y montañas de Asturias, sino salirles al encuentro, concretamente en las Babías. ¿Porqué? Quizás prefirió dar la batalla lejos del corazón del reino. O tal vez había aprendido en la campaña del 794 que las montañas ya no eran garantías de éxito. El hecho es que Alfonso se planto en una zona relativamente llana entre San Emiliano y Cabrillanes. Ordenó evacuar a los habitantes de las praderas hacía las montañas. Se aseguró vías de escape a sus espaldas –los puertos de la Mesa y la Ventana-. Espero al adversario, parecía todo calculado, pero fue un error.

El general Abdal-Karim, llegó a Astorga, con sus diez mil jinetes, el general moro planificó su estrategia, desde Astorga: primero lanzar un cuerpo de vanguardia para debilitar a los cristianos, después dar el golpe decisivo con otro cuerpo de más numeroso de refresco. Así partieron contra las filas de Alfonso, cuatro mil jinetes musulmanes al mando de Farach inb Kinina, jefe de la división militar de Sidonia. Fueron los primeros en entablar combate. Los cristianos aguantaron la embestida, pero entonces, en el momento crítico, apareció Abd al-Karim con sus refuerzos de seis mil jinetes más, que desequilibraron la balanza.

El 18 de Septiembre de 795, Alfonso sabía que iban a por él, por eso escogió una ruta de salida difícil, a través del puerto de la Ventana, su paisaje de revueltas y gargantas anulan la velocidad de los caballos. Y en efecto los moros iban por él. No tardaron los moros en pisar los talones del rey asturiano en fuga. El moro estaba deseoso de vengar la muerte de su hermano. Llego antes de que Alfonso pudiera reorganizar su fuerza, le dio alcance en el río Quiros. En ese momento jugó al ajedrez: viendo venir el jaque, decidió sacrificar la caballería y envió un grupo de jinetes a detener a los sarracenos. Eran tres mil jinetes cristianos al mando de Gadaxara. ¿Quién era Gadaxara? , no lo sabemos, pero según las crónicas, era un hombre valiente y fiel que formaba parte del círculo cercano al rey, cumpliendo fielmente la misión del rey. ¿ Y cuál era esa misión? Interponerse entre el jaque de Abd al-Karim y Alfonso.



El sacrificio del heroico Gadaxara y sus jinetes había permitido a Alfonso ganar una nueva defensa: El castillo, construido a orillas del Nalón para prevenir cualquier ataque a Oviedo. Seguimos con el ajedrez: Después del caballo, la torre. Ante la torre se repite la escena, los moros llegan al castillo, vencen la resistencia y penetran en él . Pero el rey ya no está, a salido antes que los musulmanes forzaran los muros, Alfonso a dejado atrás la torre y se ha marchado. A la mañana siguiente, miles de jinetes sarracenos cargan contra Oviedo: era el movimiento del último jaque. Los moros llegaron a Oviedo, penetraron en la ciudad, la saquearon a conciencia. Entraron en el palacio, robando los tesoros, sin embargo, no hallaron lo que iban buscando: el rey había vuelto a darles esquinazo. Tres jaques y ningún mate. Los peones, el caballo, la torre… pero el rey se escapaba otra vez. El general moro contrariado, renunció a su presa. 

El retorno del general a Córdoba tenía que haber triunfal, pero no lo fue. Primero, porque había fallado en su objetivo principal, atrapar a Alfonso. Pero además, hubo una circunstancia que hizo aún más pobre el balance. Recordemos que la ofensiva había  sido doble: mientras el general moro marchaba sobre Oviedo, otro grupo de musulmanes se volcaban en Galicia para dividir las tropas cristianas. Esta segunda expedición mora fue un desastre. El rey se había refugiado en las montañas, desde allí vio como los moros volvían a Córdoba. La integridad del reino se había salvado. Incluso había sido posible infligir al enemigo pérdidas cuantiosas y de cierta identidad.

El reino de Asturias, por sí sola no podría triunfar sobre la potencia militar como la del emirato. Alfonso decidió buscar alianzas con Carlomagno. Decidieron unir sus esfuerzos en el próximo ataque del sarraceno.

Hisam no renunció a perseguir a nuestro rey e intentar un nuevo jaque. Pero Hisam no llego a verlo: murió el 27 de abril del 796, con 39 años después de haber reinado seis años. Ante el reino de Asturias se abrían ahora perspectivas insospechadas.

 

Bibliografía:

L. Barrau-Dihigo. Historia de la política del reino asturiano (719 – 910). Biblioteca Histórica Asturiana: 1989. Oviedo.

V. Bermejo Palacios y J.A. Mases. Asturianos universales. Vol. VII: Alfonso II el Casto. Felix de Aramburu y Zuloaga.

C. Cabal. Alfonso II el casto. Grupo Editorial Asturiano: 1991. Oviedo

F.J. Fernández. “El libro de los Testamentos” de la Catedral de Oviedo. Iglesia Nacional Española: 1971. Roma.

C. Sánchez Albornoz. Orígenes de la Nación Española. El reino de Asturias. 2 vols. Instituto de Estudios Asturianos. 1974. Oviedo

VV.AA. Estudios sobre la monarquía Asturiana. XI Centenario de Alfonso II. (1942). Instituto de Estudios Asturianos: 1974.



Alfonso II el Casto. Rey de Asturias 1ª parte

 



Asturias es todo cenizas. La primera ofensiva del emir de Córdoba, Hisam, hijo de Abderraman I ha sembrado de sangre y dolor el reino de Asturias. El rey Bermudo a renunciado a la corona. Y así llega al trono Alfonso, de la estirpe de Pelayo, que reinara más de 50 años como Alfonso II el Casto. Alfonso II abrió sus ojos en una tierra verde, Asturias, en el año 760, hijo de Fruela I y de la dama vascona Dª Munia López de Ayala. Su padre murió asesinado siendo Alfonso un niño.

De su mano comenzó el periodo de 8 siglos de lucha que conocemos como Reconquista.

Reconquista no solo del territorio, sino también del derecho a formar parte de Europa. Si su bisabuelo D. Pelayo, se alzó por vía de las armas contra los musulmanes en Covadonga, su abuelo Alfonso I el Cántabro , convirtió en estéril el Valle del Duero, dificultando así el avance de los sarracenos. Mientras hubo reyes que se doblegaron a pactar tributos a cambio de paz, otros como Alfonso II, iniciaron un combate de 800 años.


El moro va por lana y sale trasquilado

Cuando Alfonso II sube al trono, la situación del reino de Asturias es gravísima. Sus ejércitos han quedado deshechos tras la derrota de Bermudo en Babía. Su economía seriamente tocada, por la devastación de los campos en esa misma campaña, su sociedad aterrorizada y con horizontes cerrados. Supongo que las esperanzas de los asturianos se elevaría ante la llegada del nuevo rey con las cualidades de Alfonso: Joven – poco menos de 30 años – piadoso y del linaje de Pelayo. Si nos metemos en la cabeza del propio Alfonso, las circunstancias distaban de ser halagüeñas. La única ventaja que podía tener Alfonso era esta. Tan seria había sido la derrota del año 791 que los moros no estarían inquietos. Al contrario se sentirían confiados en su superioridad militar y táctica.

Hisam se propone desencadenar una vez más contra el Reino de Asturias: si los francos no han podido pararles, menos aún podrían las débiles huestes de los rebeldes del norte. Abdal-Malik tiene la orden de Hisam, no solo invadir, derrotar y saquear, sino que, además debe llegar a la misma capital del reino, Oviedo y devastarla a conciencia. La expedición fue un paseo triunfal, los moros habían aprendido a evitar los caminos de los valles. Así que el caudillo agareno decidió marchar por la calzada de la Mesa, que le permitía controlar el territorio desde lo alto mientras avanzaba al interior de Asturias. 

Toda la maquinaria que había aplastado Gerona, Narbona y Tolosa cayó ahora sobre Oviedo. La ciudad no pudo resistir, Abdal – Malik destruyó la capital de Alfonso sin piedad, redujo a cenizas las casas, robó todo lo que pudo, apresó a cuantos paisanos dejó con vida. Y cumplida su misión, cargado con un rico botín, volvió por donde había venido. Y mientras el moro destruía Oviedo, ¿Qué hacia Alfonso?. Aguardar el momento oportuno, Alfonso sabía que no podía enfrentarse a campo abierto, no tenía otra opción que salirle al paso en algún punto del camino. Pero atención, eso ya lo había hecho  Bermudo con resultados catastróficos. No era tan sencillo como parecía. Había que escoger muy bien el lugar, después llegar sin ser visto y entonces, solo entonces atacar de tal manera que la capacidad de reacción del enemigo quede reducida al mínimo. 



Hay un punto en la vieja calzada de la Mesa, un pasillo entre los cerros  al lado del río Pigüeña, donde el caminante deja de controlar las alturas. Los diplomas antiguos lo llaman “Lutos” el nombre deriva de la gran cantidad de lodo que hay junto al río. Allí la vía se estrecha y el paisaje se puebla de amenazas entre abismos y ciénagas. Ese fue el lugar que escogió Alfonso. Fue precisamente ahí, el lugar más comprometido, delante y detrás caminos estrechos sin probabilidad de maniobra, aun lado el abismo y la ciénaga, al otro la cima inexpugnable. Una encerrona, el mismo ejercito que había arrasado Oviedo, se encontraba ahora atrapado en una ratonera. No hubo piedad para los que habían devastado el reino. En pocas horas el ejercito triunfal sarraceno quedó destrozado, el propio general moro, se dejo allí la vida.

Llama la atención la maniobra de Alfonso II en el paraje de Lutos, en su exactitud: Atacó en el lugar y en el momento preciso, sacando al máximo provecho de unas fuerzas numéricamente inferiores y anulando la superioridad de su enemigo, fue una jugada maestra, pero advirtiendo sobre la debilidad del reino de Asturias. A finales del siglo VIII, un ejército rival podía pasearse libremente por el territorio cristiano sin hallar resistencia. Pero, ¿por qué?.  Por dos razones: el reino carecía de un ejército que pudiera ser capaz de enfrentarse al enemigo en campo abierto; la otra porque tampoco disponía de una red de fortificaciones sobre sustentar la defensa fronteriza. Alfonso II que era muy inteligente tomo nota.



Alfonso II había ganado el primer asalto, pero Hisam no había dicho la última palabra, estaba dispuesto a lanzar nada menos que un jaque al rey y este rey era Alfonso.

Bibliografía.

Constantino Cabal, Eloy Benito Ruano, pr.:Alfonso II El Casto, fundador de Oviedo. Grupo Editorial Asturiano. 1991.

Félix de Aramburu y Zuloaga, José Posada Herrera, Ramón Menéndez Pidal:  Alfonso II, el Casto Ediciones Páramo, S.A. 1996

Códice testamento Alfonso II el Casto y estudio de la obra. Ediciones Madú 



viernes, 7 de septiembre de 2018

Bermudo I de Asturias. (c. 750-Oviedo, 797)




Bermudo I de Asturias, apodado el Diácono. Fue rey de Asturias desde el año 789 al año 791. Hijo de Fruela de Cantabria, hermano de Alfonso I el católico. Bermudo era hermano del rey Aurelio y nieto del duque Pedro de Cantabria.

Durante su reinado intentó mantener la calma precedente del mandato del rey Mauregato, sin embargo sufrió ataques por parte del Emirato en Alava y Galicia. Todas estas incursiones acabaron con victoria árabe. Destaca la batalla del río Burbio, en la actual Villafranca del Bierzo, en la comarca del El Bierzo, en León en el año 791, donde las tropas musulmanas del comandante Hisham I vencieron a las de Bermudo.


El rey astur abdicó y continuó con su anterior vida monacal y le sucedió Alfonso II el Casto. Bermudo vivió hasta el año 797 y sería recordado como un rey sabio e ilustrado.

Contrajo matrimonio con Uzenda Numilona, que según las crónicas de Rodrigo de Toledo (S. XIII) era bisnieta del rey godo Witiza. De este enlace nacieron cuatro hijos. El más destacado de los cuatro fue Ramiro, que heredaría el trono de Asturias de manos de Alfonso II el Casto.



Para saber más:
          GIL FERNÁNDEZ, J., MORALEJO, J. L., RUIZ DE LA PEÑA, J. I. Crónicas Asturianas. (Oviedo, Universidad de Oviedo, 1985).
          MENÉNDEZ PIDAL, R. Historia de España. Los comienzos de la Reconquista (711-1038). (Madrid, Espasa-Calpe, 1976).
          MENÉNDEZ PIDAL, R. Historia de España. La España Cristiana de los siglos VIII al XI. El reino Astur-leonés (722-1037). (Madrid, Espasa-Calpe, 1976).


Mauregato. Rey de Asturias (783-788)




Séptimo rey de Asturias desde el año 783 hasta la fecha de su muerte. Nacido en lugar y fechas desconocidos y muerto en Pravia en el año 788. Llegó al poder tras destituir a su sobrino. Alfonso II el Casto.

Hijo natural del monarca Alfonso I el Católico, se desconoce la identidad de su madre. Se puede intuir que no debió estar muy alejado del trono, como lo prueba el hecho de que se proclamara rey de Asturias, poco después de la muerte de este último.


La llegada de Mauregato al poder está descrita en la crónica de Alfonso III en la versión dedicada a Sebastián (Ad Sebastinum) del siguiente modo: "Muerto Silo, la reina Adosinda y todos los oficiales de palacio pusieron en el trono paterno a Alfonso, hijo de su hermano Fruela. Pero víctima del fraude de su tío Mauregato, hijo del Alfonso el Mayor, aunque nacido de una sierva, expulsado del reino se quedó entre los parientes de su madre en Alava". De este modo parece evidente que Mauregato aprovechándose de la juventud de su sobrino y sobre todo gracias a que debió contar con importantes apoyos entre la nobleza, logró hacerse con el poder de forma casi fulminante, aunque no parece que su advenimiento fuera extremadamente violento, ya que el futuro Alfonso II el Casto logró huir y Adosinda aunque perdió gran parte de su influencia, no fue obligada a ingresar en el convento de San Juan de Pravia hasta el 26 de noviembre de 785, aproximadamente dos años después de la llegada de Mauregato al trono. En este sentido hay que señalar que en opinión de algunos estudiosos es evidente que Mauregato contó con el apoyo de la corte del primer emir Omeya, Abderraman I, lo cual explicaría que su candidatura prevaleciera frente a la de Alfonso, a pesar de que en un principio partía con mucha desventaja por su condición de hijo bastardo.





Prueba de los numerosos apoyos con los que contó Mauregato es que durante los 5 años y los 6 meses que permaneció en el poder, no tuvo que hacer frente a ningún tipo de sublevación interna, de este modo en opinión de prestigiosos eruditos como Menéndez Pidal hay que destacar que durante estos años se produjo un gran avance en la organización y administración del reino astur, sobre todo en materia religiosa, puesto que durante este reinado la monarquía Asturiana reafirmó su independencia religiosa con respecto a Toledo, ya que el monarca muy influenciado por algunos de sus obispos y sobre todo por el personaje denominado Beato de Lievana, se negó aceptar la llamada herejía adopcionista, por lo que se separó de la doctrina emitida por el arzobispo de la mencionada ciudad de Toledo, el cual decidió aceptar ésta herejía con el fin de evitar que la corte de Carlomagno, lograra sus propósitos de obtener su independencia respecto a la sede toledana. Además durante el reinado de Mauregato el culto al Apósto Santiago se desarrolló profundamente, gracias sin duda a la composición del Himno Jacobeo, el cual está dedicado al monarca y que se convirtió años después, en un importante elemento dinamizador del ideal de Reconquista.

Por lo que respecta a los musulmanes, Mauregato mantuvo la política de paz que habían desarrollado sus antecesores. De este modo tras realizar nuevas negociaciones, logró comprar la paz a costa de entregar importantes tributos al emir de Córdoba, tanto en moneda como en especie, entre los que se encontraba el famoso Tributo de las cien doncellas. Aunque muchos historiadores opinan que éste fue una simple leyenda creada con posterioridad, no es extraño que desde la corte de Abderraman I se reclamaran como tributo mujeres de piel y ojos claros, puesto que este tipo de mujeres eran muy valoradas como esclavas en todo al-Andalus.



Mauregato murió en su corte de Pravia por causas naturales, como apuntan todas las crónicas asturianas, en el año 788 y fue sepultado en la iglesia de San Juan. Ignoramos si éste estuvo casado aunque algunas fuentes afirman que su esposa se llamó Creusa, con la que al parecer tuvo un hijo llamado Hermeregildo, aunque no ha quedado constancia de estos datos en las mencionadas crónicas. De este modo en el hipotético caso de que Mauregato hubiera tenido descendientes, éstos no fueron considerados como candidatos al trono por los nobles, los cuales eligieron a Bermudo I él Diacono sobrino de Alfonso I, como su sucesor.



Para saber más:
          GIL FERNÁNDEZ, J., MORALEJO, J. L., RUIZ DE LA PEÑA, J. I. Crónicas Asturianas. (Oviedo, Universidad de Oviedo, 1985).
          JOVER ZAMORA, J. M. Historia de España. España musulmana (711-1031). (Madrid, Espasa-Calpe, 1994).
          MARTÍN, J. L. Manual de Historia de España. La España medieval. (Madrid, Historia 16, 1993).
          MENÉNDEZ PIDAL, R. Historia de España. Los comienzos de la Reconquista (711-1038). (Madrid, Espasa-Calpe, 1976).
          MENÉNDEZ PIDAL, R. Historia de España. La España Cristiana de los siglos VIII al XI. El reino Astur-leonés (722-1037). (Madrid, Espasa-Calpe, 1976).


martes, 12 de diciembre de 2017

Silo. Rey de Asturias 774-783. Un poco de historia



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Sexto rey de Asturias desde el año 774 hasta la fecha de su muerte. Nacido en lugar y fechas desconocidos y muerto en Pravia en el año 783. Durante su reinado se intentó mantener la paz con los musulmanes y tuvo que frenar una sublevación en Galicia. No hay duda sobre la condición de noble de Silo, puesto que éste contrajo matrimonio, entre el año 768 y el año 774, con la hija del monarca Alfonso I Adosinda, la cual además era hermana del también monarca Fruela I. Durante su reinado mantuvo la paz con los musulmanes. La crónica Albaladense nos cuenta que este hecho se pudo producir debido a su madre, la cual se cree que pudiera ser musulmana con ascendencia sobre Abderraman I, o tal vez que la madre de Silo fuera prisionera de los musulmanes en Córdoba y por ello al rey astur no le interesara entrar en combate con ellos. Durante el reinado de Silo se produjo la segunda revuelta de los gallegos, la primera se había producido durante el reinado de Fruela I. 

Silo (774-783), rey en Pravia


Por lo que respecta al interior de su reino, poco tiempo después de alzarse con la corona Silo debió afrontar una sublevación de algunos nobles gallegos, en el año 779, los cuales decidieron apoyar al joven Alfonso, el mencionado sobrino de Adosinda, que permanecía alejado de la corte. Sobre esta segunda revuelta no tenemos ninguna crónica que aclare los motivos de la sublevación ni los cabezas visibles de la misma. Las tropas de Silo se enfrentaron a los rebeldes gallegos en MonteCubeiro, en la actual Castroverde, en la provincia de Lugo. Los rebeldes fueron vencidos y la sublevación fue neutralizada. Otro de los hechos destacables durante su reinado fue el cambio de la corte de Cangas de Onís a Pravia. Hecho producido por varios motivos. El primero de ellos sería que el rey formaba parte de la clase aristocrática de la ciudad y como noble tenía tierras en la zona. Además está decisión estaba apoyada en motivos estratégicos como que Pravia quedaba colocada en un lugar céntrico del reino, ahora que este había aumentado ligeramente, y que estaba cerca de la vía romana Asturica Augusta mejorando así las comunicaciones que antes se tenían entre el reino y la corte de Cangas de Onís. Durante el reinado del rey Silo se llevó a cabo la construcción del monasterio de San Juan Evangelista, en la mencionada corte de Pravia, donde se depositaron los restos de Santa Eulalia o Olalla, recogidos al parecer en una expedición que realizó el propio monarca a Mérida durante su reinado. Al período del reinado de Silo pertenece el documento medieval escrito más longevo hasta ahora encontrado en la Península Ibérica. El Diploma del Rey Silo, por el cual este donaba territorios a varios sacerdotes en la zona denominada Tabulata, la actual Trabada en la provincia de Lucis (Lugo). Al no poseer descendencia, Silo y Adosinda apoyaron la candidatura al trono de Alfonso, hijo de Fruela I y sobrino de Adosinda (Fruela y Adosinda, hijos de Alfonso I el católico), y le nombraron gobernador, aunque todavía era muy joven. Antes de la muerte del rey, Adosinda consiguió que se eligiera a su sobrino para suceder a su esposo pero debido a una revuelta entre los nobles el trono fue a parar a Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I con una esclava musulmana. Importante es por su valor histórico la piedra laberíntica, que se instaló en el dintel de la entrada principal de la mencionada iglesia, de la que se conserva una copia, ya que la original fue destruida en el año 1662, donde se puede leer la siguiente inscripción: SILO PRINCEPS FECIT('Lo hizo el príncipe Silo'), desde diferentes puntos de vista. 

Silo, retrato de José María Rodríguez de Losada, 

en el salón de plenos del Ayuntamiento de Oviedo



También parece que durante esta época, concretamente en el año 776, Beato de Liebana consejero de la reina, concluyó su Traductus de Apocalypsi, obra de gran interés por su gran valor material e histórico, y por último hay que añadir que se conserva un importante documento diplomático del reino astur, el más antiguo de este tipo encontrado en España hasta la fecha, conocido con el nombre de Diploma del rey Silo, escrito en cursiva visigoda y fechado el 23 de agosto de 775, donde el monarca donó a algunos clérigos un lugar denominado Lucis, situado como comenta Menéndez Pidal entre los ríos Sube y Marsona y entre el riachuelo Alesancia y el lugar de Mera, en la actual provincia de Lugo; para edificar un monasterio. Finalmente el rey falleció en el año 783 en Pravia. Los hechos de la muerte del rey nos los relata de este modo la Primera Crónica General. Silo fue enterrado en la iglesia de San Juan de Santianes en Pravia, que el mismo había mandado construir, y la tumba, que contiene los restos del rey y los de su esposa Adosinda, todavía sigue allí. Su muerte abrió un periodo de crisis en la monarquía, ya que tras la proclamación en el palacio de Alfonso II, Mauregato, hijo natural de Alfonso I, usurpó el poder.

Aurelio. Rey de Asturias 768-774





Quinto rey de Asturias desde el año 768 hasta la fecha de su muerte. Nacido en lugar y fechas desconocidos y muerto en Cangas de Onís en el año 774. Durante su reinado tuvo lugar una sublevación de los siervos. Hijo primogénito del conde Fruela, hermano de Alfonso I él Catolico, y de la esposa de éste, Nuña, apenas disponemos de datos biográficos sobre los primeros años de su vida, aunque desde su nacimiento debió recibir un trato de privilegio, debido a la destacada posición que ocupó su padre en la corte de su tío. A pesar de los pocos datos que disponemos, todo parece indicar que Aurelio fue uno de los nobles que mostró abiertamente su descontento hacia Fruela I, por lo que desde fechas muy tempranas debió apoyar la causa de Vimarano y tras el fallecimiento de éste, en el año 767 o en el año 768, debió colocarse a la cabeza de los nobles que llevaron a cabo el asesinato del mencionado monarca en el año 768, lo cual explicaría que en la posterior elección, fuera elegido para ocupar el trono asturiano prácticamente sin oposición y que el futuro Alfonso II él Casto tuviera que huir precipitadamente junto a su madre a las Vardulias, junto a la familia de ésta. 

Don Aurelio, rey de Asturias (Museo del Prado).jpg
Don Aurelio, rey de Asturias, por Eduardo Cano. 1853.
(
Museo del PradoMadrid).



Durante el reinado de Aurelio, el cual apenas duró 6 años, se detecta por primera vez en los monarcas astures un profundo cambio de actitud frente a los musulmanes, puesto que tras producirse el advenimiento de éste al trono se iniciaron las negociaciones con la corte de Abderraman I con el fin de obtener la paz entre ambos reinos. De este modo debido a la posición de fuerza que ejerció el primer emir Omeya, Aurelio debió comprar la paz a un precio muy elevado, que se tradujo en el pago de importantes tributos, tanto en moneda como en especie, y que obligó al rey asturiano a entregar como garantía de sus intenciones gran número de rehenes. A pesar de que rey Aurelio logró mantener la paz en el exterior, no se puede decir lo mismo del interior de su reino, donde se produjo una sublevación de los siervos, que son calificados por algunos cronistas como libertos. Así a pesar de que todas las crónicas asturianas que se conservan nos hablan de esta sublevación, en ningún momento nos hablan de las causas que provocaron este estallido violento. Algunos investigadores atribuyen al aumento de la presión fiscal, la causa principal que justifica esta sublevación, la cual fue muy difícil de acallar, aunque finalmente los siervos fueron aplacados y regresaron a sus labores, fundamentalmente agrarias. Desconocemos sí Aurelio contrajo matrimonio a lo largo de su vida y si tuvo descendencia, aunque todo parece apuntar que éste permaneció soltero, ya que en ningún momento en las mencionadas crónicas asturianas se nombra a ninguno de sus descendientes. Instalado durante todo su reinado en Cangas de Onís, el rey Aurelio falleció en el año 774, al parecer por causas naturales, y fue sucedido por Silo, el marido de su prima Adosinda, siendo sus restos depositados en Langreo.