¿Quiénes eran
los moros? ¿De dónde venían? ¿Qué buscaban aquí? Cuando se cuenta este episodio de la
reconquista, suele darse por hecho que los musulmanes estaban allí, en el norte
de África, desde siempre. No es así. De hecho, hacia 711 el islam era un recién
llegado.
Vamos a
señalar fechas esenciales. En el corazón de Arabia, Mahoma comienza su
predicación hacía 610. Perseguido, debe huir. Sin embargo, la predicación de
Mahoma no deja de hacer su efecto en una tierra hasta entonces dividida en
tribus de nula organización política y con unas de las religiones mas primarias,
de tipo animista. Hacia 630, la religión que enseña Mahoma se ha convertido en
la nueva fe de las tribus árabes. Como en el islam la organización religiosa
corre pareja con la estructura política, en torno a esa fe se edifica el
embrión de un estado nuevo, el primer estado musulmán, bajo la inspiración del
mismo Mahoma. Cuando Mahoma muera, ese estado será heredado por sus hijos, que
lo extenderán por Palestina y Siria. El califa no es sólo un rey: es el
heredero vivo de Mahoma. Inevitablemente, los distintos clanes de herederos se
enfrentarán entre si por hacerse con el califato. Será el clan Omeya quien
triunfe: él trasladará el califato desde Arabia hasta Damasco, en Siria, en el
año 661.
Uno de los
pilares fundamentales del islam es la expansión de la fe, que no se concibe
como predicación pacifica, sino que incluye el recurso de la guerra: eso es, la
guerra santa o yihad y los musulmanes hacen abundante uso de ella. La expansión
hacia el norte les esta vetada por el poderío del Imperio bizantino, heredero
de Roma, en el este del imperio, pero hacia oriente y occidente no hay nada que
les pueda oponer resistencia. Hacia oriente, el imperio persa se ha
descompuesto y será presa fácil de los guerreros de Alá. Hacia occidente, las
tierras de Egipto y Libia, hasta Cartago y
lo que hoy es Marruecos, carecían de estructura política capaz de
presentar una potencia alternativa. En este contexto puede entenderse mejor la
rapidísima expansión islámica: en el año 640 caen el Cairo y enseguida
Alejandría, en Egipto; en 650, la frontera persa; en 670, Cartago y después el
Magreb.
Cuando los
musulmanes llegan al norte, lo que
hoy es Marruecos, lo que encuentran no es una tierra vacía. Aquí
ha estado la Mauritania Tingitana, uno de los territorios más prósperos de la
vieja Roma. Los moros intentan al menos 3 veces pasar a la península, pero los
visigodos los detienen. Y como siempre hay un traidor, ya que les resulto más
fácil con el gobernador de Ceuta, el Conde D. Julian, que facilitó la entrada
ayudándoles con barcos a cruzar el estrecho.
Vamos a
señalar algo importante, en aquellos tiempos era importante, echar mano de
ayuda extranjera en las querellas internas, a estos aliados extranjeros los
beneficiados les recompensaba con tierras y riquezas, y ahí se cerraba el
negocio. No había razones para pensar que los musulmanes actuarían de modo
distinto, pero lo hicieron, no se conformaron como seria lo habitual, querían
imponer su propia religión, la expansión territorial y el poder político.
Cabe
preguntarse ¿Cómo fue que nadie puso resistencia, al margen de los visigodos
fugitivos de Narbona? ¿Cómo es posible que la estructura política,
administrativa e incluso religiosa de la Hispania visigoda se derrumbara como
un castillo de naipes ante la fuerza musulmana, que, pese a sus éxitos
militares, nunca fue numéricamente superior, a lo que hubiera podido reunir un
enemigo resuelto? Casi todos
los historiadores están de acuerdo en que la rápida conquista del poder
musulmán se debe a un cúmulo de circunstancias.
En primer
lugar, los visigodos del bando de Witiza, no veían a los musulmanes como
enemigos, sino como aliados, porque efectivamente lo eran y no había razón
alguna para que les hiciera la guerra, aparte que el bando Witiza carentes de
rey no supieran organizarse, seguramente ni sintieron la necesidad de hacerlo.
Segunda
razón, la penetración musulmana había sido muy bien acogida y probablemente
hasta estimulada por influyentes sectores de la propia población peninsular.
Parece probado que tanto terratenientes hispanorromanos, como la población
judía, consideraban a los moros como unos salvadores frente a la opresión de la
monarquía goda.
Tercera
causa de la expansión musulmana, al principio el nuevo poder no presentaba un
perfil avasallador y despótico, sino que pactó por todas partes con los nobles
hispanorromanos y godos dueños de las tierras, permitiéndoles conservar sus
dominios a cambio, de un impuesto y un acto formalizando su sumisión. Es bien
conocido el caso de Teodomiro, que gobernaba en la región sureste, en torno a
Murcia , cuando años antes este mismo gobernador había desarbolado un intento
de invasión musulmana, este Teodoromiro acepto el poder del califato a cambio
de seguir gobernando sus territorios. Lo mismo sucedió en el valle del Ebro, el conde Casio, pasando a llamarse: los
Banu-Qasi, cuya familia se islamizó.
Y hay una
cuarta razón, que es el carácter religioso importante subrayar, porque explica
la fácil avenencia de los españoles de la época hacia el nuevo poder. Es que el
Islam de aquella época, temprano el siglo VIII, era un credo ostensiblemente
elástico. En el siglo VIII, era una fe que se presentaba como la prolongación
de las religiones Judía y Cristiana
cuya fundamental novedad era presentar a Jesús, no como Dios, sino como hombre
elegido por Dios. Esta singularidad, por cierto no dejaba de corresponder con
los planteamientos de la herejía arriana.
Musa,
que hasta entonces había permanecido en África, posiblemente en
Qayrawan(Túnez), recibe noticias de que Tariq está actuando libremente,...........
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Por todas
estas razones, se puede suponer, que para la mayoría de la población, la
llegada de estas gentes no sería distinta a lo que supuso la llegada de los
godos tres siglos antes. Y ,sin
embargo, todo iba a cambiar porque los nuevos ocupantes no iban a contentarse
con ostentar el poder, sino que querían extender su dominio por todas partes y
construir un país a su imagen y semejanza. Aunque el destino al final no iba a
ser amable con los capitanes de la conquista mora en España. Muza fue llamado a
Damasco para rendir cuentas de su conquista. Al califa, Soleimán, no le gusto
el reparto del botín y condenó a Muza a la pena de muerte, fue asesinado en una
Mezquita de Damasco en el año 716. Antes de ir a Damasco Muza había dejado como
gobernador de Sevilla a su hijo Abd-al-Aziz, este se caso con la viuda de D.
Rodrigo, Egilona, la cual al parecer ejerció tal influencia sobre su nuevo
marido que le llevo a convertirse al catolicismo y coronarse rey de España.
Abd-al-Aziz también fue asesinado por orden del califa Soleimán. Tarik
tampoco tuvo un futuro brillante, se cree que fue él quien denuncio a Muza,
murió en el año 720, igualmente en Damasco.
Y mientras
eso ocurría, oscuros grupos de vencidos iban refugiándose en el norte, de la
cornisa Cantábrica, escapando de la furia del vencedor. De esos grupos de
vencidos nacería el núcleo inicial de la Reconquista.