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viernes, 4 de septiembre de 2015

¿Quiénes eran los moros?

¿Quiénes eran los moros? ¿De dónde venían? ¿Qué buscaban aquí?  Cuando se cuenta este episodio de la reconquista, suele darse por hecho que los musulmanes estaban allí, en el norte de África, desde siempre. No es así. De hecho, hacia 711 el islam era un recién llegado.

Vamos a señalar fechas esenciales. En el corazón de Arabia, Mahoma comienza su predicación hacía 610. Perseguido, debe huir. Sin embargo, la predicación de Mahoma no deja de hacer su efecto en una tierra hasta entonces dividida en tribus de nula organización política y con unas de las religiones mas primarias, de tipo animista. Hacia 630, la religión que enseña Mahoma se ha convertido en la nueva fe de las tribus árabes. Como en el islam la organización religiosa corre pareja con la estructura política, en torno a esa fe se edifica el embrión de un estado nuevo, el primer estado musulmán, bajo la inspiración del mismo Mahoma. Cuando Mahoma muera, ese estado será heredado por sus hijos, que lo extenderán por Palestina y Siria. El califa no es sólo un rey: es el heredero vivo de Mahoma. Inevitablemente, los distintos clanes de herederos se enfrentarán entre si por hacerse con el califato. Será el clan Omeya quien triunfe: él trasladará el califato desde Arabia hasta Damasco, en Siria, en el año 661.

Uno de los pilares fundamentales del islam es la expansión de la fe, que no se concibe como predicación pacifica, sino que incluye el recurso de la guerra: eso es, la guerra santa o yihad y los musulmanes hacen abundante uso de ella. La expansión hacia el norte les esta vetada por el poderío del Imperio bizantino, heredero de Roma, en el este del imperio, pero hacia oriente y occidente no hay nada que les pueda oponer resistencia. Hacia oriente, el imperio persa se ha descompuesto y será presa fácil de los guerreros de Alá. Hacia occidente, las tierras de Egipto y Libia, hasta Cartago y lo que hoy es Marruecos, carecían de estructura política capaz de presentar una potencia alternativa. En este contexto puede entenderse mejor la rapidísima expansión islámica: en el año 640 caen el Cairo y enseguida Alejandría, en Egipto; en 650, la frontera persa; en 670, Cartago y después el Magreb.
Cuando los musulmanes llegan al norte, lo que hoy es Marruecos, lo que encuentran no es una tierra vacía. Aquí ha estado la Mauritania Tingitana, uno de los territorios más prósperos de la vieja Roma. Los moros intentan al menos 3 veces pasar a la península, pero los visigodos los detienen. Y como siempre hay un traidor, ya que les resulto más fácil con el gobernador de Ceuta, el Conde D. Julian, que facilitó la entrada ayudándoles con barcos a cruzar el estrecho.

Vamos a señalar algo importante, en aquellos tiempos era importante, echar mano de ayuda extranjera en las querellas internas, a estos aliados extranjeros los beneficiados les recompensaba con tierras y riquezas, y ahí se cerraba el negocio. No había razones para pensar que los musulmanes actuarían de modo distinto, pero lo hicieron, no se conformaron como seria lo habitual, querían imponer su propia religión, la expansión territorial y el poder político.


Cabe preguntarse ¿Cómo fue que nadie puso resistencia, al margen de los visigodos fugitivos de Narbona? ¿Cómo es posible que la estructura política, administrativa e incluso religiosa de la Hispania visigoda se derrumbara como un castillo de naipes ante la fuerza musulmana, que, pese a sus éxitos militares, nunca fue numéricamente superior, a lo que hubiera podido reunir un enemigo resuelto? Casi todos los historiadores están de acuerdo en que la rápida conquista del poder musulmán se debe a un cúmulo de circunstancias.

En primer lugar, los visigodos del bando de Witiza, no veían a los musulmanes como enemigos, sino como aliados, porque efectivamente lo eran y no había razón alguna para que les hiciera la guerra, aparte que el bando Witiza carentes de rey no supieran organizarse, seguramente ni sintieron la necesidad de hacerlo.

Segunda razón, la penetración musulmana había sido muy bien acogida y probablemente hasta estimulada por influyentes sectores de la propia población peninsular. Parece probado que tanto terratenientes hispanorromanos, como la población judía, consideraban a los moros como unos salvadores frente a la opresión de la monarquía goda.

Tercera causa de la expansión musulmana, al principio el nuevo poder no presentaba un perfil avasallador y despótico, sino que pactó por todas partes con los nobles hispanorromanos y godos dueños de las tierras, permitiéndoles conservar sus dominios a cambio, de un impuesto y un acto formalizando su sumisión. Es bien conocido el caso de Teodomiro, que gobernaba en la región sureste, en torno a Murcia , cuando años antes este mismo gobernador había desarbolado un intento de invasión musulmana, este Teodoromiro acepto el poder del califato a cambio de seguir gobernando sus territorios. Lo mismo sucedió en el valle del Ebro,  el conde Casio, pasando a llamarse: los Banu-Qasi, cuya familia se islamizó.

Y hay una cuarta razón, que es el carácter religioso importante subrayar, porque explica la fácil avenencia de los españoles de la época hacia el nuevo poder. Es que el Islam de aquella época, temprano el siglo VIII, era un credo ostensiblemente elástico. En el siglo VIII, era una fe que se presentaba como la prolongación de las religiones Judía y Cristiana cuya fundamental novedad era presentar a Jesús, no como Dios, sino como hombre elegido por Dios. Esta singularidad, por cierto no dejaba de corresponder con los planteamientos de la herejía arriana.

Musa, que hasta entonces había permanecido en África, posiblemente en Qayrawan(Túnez), recibe noticias de que Tariq está actuando libremente,...........

Por todas estas razones, se puede suponer, que para la mayoría de la población, la llegada de estas gentes no sería distinta a lo que supuso la llegada de los godos tres siglos antes. Y ,sin embargo, todo iba a cambiar porque los nuevos ocupantes no iban a contentarse con ostentar el poder, sino que querían extender su dominio por todas partes y construir un país a su imagen y semejanza. Aunque el destino al final no iba a ser amable con los capitanes de la conquista mora en España. Muza fue llamado a Damasco para rendir cuentas de su conquista. Al califa, Soleimán, no le gusto el reparto del botín y condenó a Muza a la pena de muerte, fue asesinado en una Mezquita de Damasco en el año 716. Antes de ir a Damasco Muza había dejado como gobernador de Sevilla a su hijo Abd-al-Aziz, este se caso con la viuda de D. Rodrigo, Egilona, la cual al parecer ejerció tal influencia sobre su nuevo marido que le llevo a convertirse al catolicismo y coronarse rey de España. Abd-al-Aziz también fue asesinado por orden del califa Soleimán. Tarik tampoco tuvo un futuro brillante, se cree que fue él quien denuncio a Muza, murió en el año 720, igualmente en Damasco.

Y mientras eso ocurría, oscuros grupos de vencidos iban refugiándose en el norte, de la cornisa Cantábrica, escapando de la furia del vencedor. De esos grupos de vencidos nacería el núcleo inicial de la Reconquista.