Pregunta de preguntas; ¿hasta qué punto era realmente
musulmana la España de Al-Ándalus?
De hecho será una de las líneas políticas del emirato,
intentar islamizar el territorio por todos los medios. Sin embargo hay
numerosos datos y ejemplo de que el cristianismo seguía muy vivo.
Vamos a empezar con un texto de la época. Año 850, un
sacerdote cristiano escribe lo siguiente: “era
el año 850, año vigésimo noveno del emirato de Abderramán. El pueblo de los
árabes, engrandecido en riquezas en tierras hispanas, se apodero bajo una cruel
tiranía de casi toda Iberia. En cuanto a Córdoba, llamada antaño –Patricia - y
ahora llamada ciudad regia tras su asentamiento, la llevo a lo más elevado
encumbramiento, la ennobleció con honores, la engrandeció con su gloria, la
colmo de riquezas y la embelleció con la afluencia de todas las delicias del
mundo, más allá de lo que es posible, hasta el punto de sobrepasar, superar y
vencer en toda pompa mundana a los reyes de su linaje que le precedieron. Pero
mientras tanto, bajo su pesadísimo yugo, la Iglesia era arruinada hasta la
extinción”. Quien esto escribió fue un eminente cordobés, de familia
cristiana, llamado Eulogio de Córdoba Profesor a su vez, había reintroducido el latín en su círculo,
para mayor irritación del poder moro.
¿Cómo era posible que este Abderramán II, que había llevado
a Córdoba a tal grado de esplendor, se comportaba con tanta crueldad contra los
cristianos? Era posible porque su entorno, como sucede de manera recurrente en
el Islam, se había instalado el fundamentalismo, el llamado “malikismo” cuya traducción es: aplicación estricta de la ley islámica
Contra cualquier tópico, el Islam nunca fue tolerante con
España. Eulogio escribía: “bajo su
pesadísimo yugo, la Iglesia cristiana era arruinada hasta la extinción”.
Había que pagar un impuesto especial para seguir profesando la fe de Jesús; las
manifestaciones externas de fe, el apostolado, etc.
En la práctica política andalusí, los cristianos del emirato
– los mozárabes – eran enemigos cuya presencia se toleraba a regañadientes. Por
eso desde finales del siglo VIII será creciente el goteo mozárabe hacía el
norte buscando acogida en el Reino de Asturias.
Pero también el elemento cristiano estará muy presente en las sucesivas
conmociones internas del emirato, particularmente en las sublevaciones de
viejas ciudades como Toledo y Mérida, que cada vez soportaban menos el
despotismo cordobés. Ahí es donde se mezclan los problemas sociales y políticos
con el problema religioso, al no poder organizarse con las armas, los hispano
cristianos, buscaran otra forma de expresar resistencia.
Los primeros casos conocidos de cristianos que prefirieron
la muerte antes de abjurar su fe, datan del año 825. Como hoy es costumbre, de
dar la vuelta a las cosas, no faltan falseadores de la historia que niegan
la persecución islámica y denuncian el fanatismo cristiano.
URNA con las reliquias de los mártires de Córdoba |
El problema parece, además generalizado en la España mora,
porque hacia 828 el emperador carolingio Luodovico Pio escribe a los cristianos
de Mérida para llamarles a la resistencia. Uno de los casos más sonados de aquel tiempo fue el del
presbítero Perfecto, decapitado el 18 de abril de 850. A Perfecto le cortaron
la cabeza, pero no tuvo el efecto que como escarmiento esperaban los
musulmanes, fue todo lo contrario, ya que aumento el número de mártires. Se
sabe que nada menos 48 notables de Córdoba, cristianos todos ellos, se ofrecían
voluntariamente al martirio.
Decapitación del presbítero Perfecto |
Entre el 3 y el 25 de junio del año 851, son ajusticiados un
laico y once monjes; entre ellos el monje Isaac, que había sido nada menos que
administrador de los caudales públicos en la corte cordobesa. El 21 de
noviembre son martirizadas 2 hermanas, Nunila y Alodina; 3 días después, la
Virgen Flora (hija de un mahometano y una cristiana) y la monja María. Los
martirios cristianos estaban creando un malestar social importante, Abderramán
II quiso tomar cartas en el asunto y convoco un concilio en el año 852. Quería
forzar a los obispos cristianos a que condenaran la búsqueda voluntaria del
martirio, no lo consiguió. En Toledo mientras tanto, seguía la agitación, llegando
incluso a lanzar ofensivas sobre el Valle del Guadalquivir. Abderramán II murió ese mismo año 852, su sucesor Muhammad
I, endurecería aún más la represión.
San Issac de Córdoba |
El 13 de marzo de 857 son decapitados los santos Rodrigo y
Salomón, al primero lo había entregado su propio hermano, convertido al Islam.
Conocemos otros nombres: Sancho (un guerrero cristiano del Pirineo que había
acabado de esclavo en la guardia del Sultán), el sacerdote Pedro, Walabonso, Diacano, Sabiniano, Wistremundo, el anciano Jeremías y Habencio. Estos
últimos protagonizaron un episodio impresionante. Se presentaron
voluntariamente ante el juez musulmán y se ofrecieron al martirio. Conocemos
las palabras que dijeron: “Nosotros
repetimos lo mismo que nuestros hermanos Isaac y Sancho; mucho nos pesa de
vuestra ignorancia, pero debemos deciros que sois unos ilusos, que vivís
miserablemente, embaucados por un hombre malvado y perverso. Dicta sentencia,
imagina tormentos, echa mano de todos tus verdugos para vengar a tu profeta.
Aquí nos tienes”.
Santos Rodrigo y Salomón |
Aquello llevo a dividir a la comunidad cristiana, mientras
los más acomodaticios empezaban a criticarles, otros los
defendían porque eran capaces de llevar su fe hasta la muerte. Entre los defensores destaca Eulogio el cordobés y el prestigio de Eulogio entre los
mozárabes creció hasta tal punto que en 858 fue elegido Obispo de Toledo, nunca
llegaría hacerse cargo de la diócesis. Los moros habían entendido, que para
sofocar el movimiento de resistencia, era imprescindible acabar con Eulogio.
Fue encarcelado en 859, se le acuso de haber ocultado a una joven de padres
musulmanes llamada Leocricia. La joven fue sentenciada por apóstata y Eulogio
llevado ante el emir. Se le conmino a retractarse, pero los jueces sólo
consiguieron que hiciera una encendida defensa del cristianismo. San Eulogio
fue decapitado el 11 de marzo de 859, a las 3 de la tarde. A la muerte de Eulogio se abre un paréntesis de siglos
denominado “silencio mozárabe”, aunque la llama del cristianismo nunca se
extinguió.
Este episodio de los mártires de Córdoba resulta hoy bastante
políticamente incorrecto. Al discurso dominante le gusta imaginar un Al-Ándalus
pacífico de convivencia tolerante. Esta imagen pretendidamente bucólica de la convivencia de las tres culturas dista mucho de la realidad.
La verdad es otra. En primer lugar la España cristiana no se abandono al nuevo
poder musulmán, sino que les planto cara. Y, además, esta resistencia cristiana fue crucial: los
españoles sabían lo que eran y el rasgo de su identidad que había que
defender. Por último, que en la defensa de su fe no retrocedieron ni
siquiera ante el martirio, a pesar de la cobardía disfrazada de los que
apostaban por someterse al islam. Esta es la enseñanza histórica de los
Mártires de Córdoba: fue la España que resistió al islam.
Urna de plata de los Santos Eulogio y Leocricia (Catedral de Oviedo) |
PD. En el año 883 trasladaron
los restos del mártir Eulógio de Córdoba a Oviedo donde se conserva la urna en la Cámara Santa. Fue un ejemplo de resistencia, de lucha por la libertad, frente a los cobardes colaboracionistas utilitarios, tan
amadores de su vida que juzgaban su pensamiento como un “suicidio”
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