Aclaremos una cosa:
es absurdo pretender que los astures se hubieran mantenido al margen de los
movimientos que vivió Hispania desde la época romana.
Los astures como los
cántabros eran un pueblo de origen céltico, indoeuropeo, en todo caso mezclado
con los autóctonos, cuya identidad no conocemos bien.
Sabemos que los
astures como los cántabros y vascones no fueron particularmente proclives a
dejar su independencia ni libertad, pero sabemos también que conocieron cierto
nivel de romanización, primario desde luego, porque el territorio era más
áspero, pero romanización al fin y al cabo. Del mismo modo, sabemos (porque hay
vestigios arqueológicos suficientes) que no dejo de haber movimientos de
población desde el norte de la Cordillera Cantábrica hacia el sur, desde fecha
muy antigua.
Cuando el caos se
adueña de Roma, vuelven afianzarse entre los astures y cántabros una
organización Tipo Tribal ya que nunca había llegado a desaparecer. En Asturias
por lo que sabemos, habrá áreas controladas por la aristocracia hispanogoda,
sobre todo en las llanuras, al lado de extensas zonas donde el dominio
corresponde a los clanes tribales de las montañas.
¿Porque se
levantaron aquellos astures, junto a Pelayo, contra el poder moro? Todo apunta
a que la causa de la sublevación fue la exigencia mora de que los asturianos
tributaran con impuestos y rehenes. Si además el recaudador era visiblemente
extranjero, las razones de rebeldía aumentaba.
La historia de D.
Pelayo y la monarquía por el fundada, sería difícil de comprender, si no esta
precedida de la descripción detallada del territorio sobre el que se asentó el
solar del reino.
Este territorio es
una fortaleza natural, pero vamos a permitir que sea el escritor montañés Amós de Escalante, quien nos haga una visión
panorámica de los Picos de Europa.
“Desde los mas
lejanos valles, se descubre el coloso, magnifico como siempre, ya fulgurando a
mediodía con el vivo centelleo de sus nieves eternas, ya recortando sobre rojos
celajes del ocaso, el contorno fantástico de sus excelsas cumbres, visión
augusta que se deja admirar, pero no se deja definir” Amós Escalante dice algo
para comprender la gran importancia de estas singulares montañas. Asturianos y
montañeses, habitantes de los valles tendidos en torno del impenetrable
gigante. Aquellas montañas se encontraban habitadas desde antiguo y sin embargo
“inexplorados estaban los torcidos desfiladeros y levantados los picos,
desmesuradas labores de aquella gigantesca corona sobre el cual el cielo deja
caer un velo de nubes que la rebozan y esconden, celoso de conservar su augusto
prestigio al Titan que la ciñe”.
La encainada |
Amós Escalante nos
acaba de describir “La encainada” la niebla de los Picos de Europa, que se
abalanza sobre las montañas y las hace desaparecer de la vista humana como si
jamás hubiera existido. “La encainada” es tal vez el peligro mas serio que
acecha en los Picos, y como muchas veces baja de repente, ni los mas expertos
ni conocedores del terreno se atreven a continuar si los ha cogido por el
camino, la única solución es esperar a que levante.
Los fenómenos
atmosféricos son fundamentales en los Picos de Europa y quienes no lo tengan en
cuenta o los ignoren, corren el peligro de padecer una catástrofe, como la que
diezmó a los moros que atacaron las huestes de D. Pelayo.
Los habitantes de
aquella época eran hombres duros y aguerridos, Alejandro Pidal llamaba a los
habitantes de Caín, la aldea mas metida hacia el corazón de los Picos, los
“hombres-gamuza” hombres que se enfrentan a la muerte con estoicismo.
Este es el mismo
paisaje que vio D. Pelayo cuando se adentro por primera vez en los Picos de
Europa. Los habitantes escucharon a D. Pelayo, ya que les ponía en guardia de
un ejercito de gente extranjera.
No solo los astures
reaccionaron así: en Cantabria, el Duque Pedro, un noble hispanogodo, apoya a
D. Pelayo y secunda la sublevación. Por eso D. Pelayo se hizo fuerte en
Covadonga, en el área oriental de los Picos de Europa, junto a las montañas
cántabras, y no en otra zona de la cordillera.
Asturias, 722 A.D. Un
puñado de nuestros antepasados se encuentra dueño de un territorio al que dar
forma. Unos son terratenientes de origen godo, otros son montañeses que
comparecen con sus clanes y sus familias. Desde el principio, o quizás con el
tiempo, todos se reconocieron en la Cruz y en la oposición al poder islámico.
Todos se unieron para luchar por su libertad y recuperar la España robada por
el Islam. Así empezó la mas portentosa aventura de la Reconquista.
Para saber mas:
- Costas y montañas. Amós Escalante y Prieto. Publicado en 1871. Editorial Madrid: Tello
- Origenes de la Nación Española. El Reino Astur. Claudio Sánchez Albornoz. Editorial: Sarpe. Madrid, (1985)
- Origenes de la Nación Española. El Reino Astur. Claudio Sánchez Albornoz. Editorial: Sarpe. Madrid, (1985)
- D. Pelayo. El Rey de las montañas. José Ignacio Gracia Noriega. Editorial: la esfera de los libros. 2007.
-La Leyenda de D. Pelayo. Carlos Villanueva Polo. De la edición: El autor. 2015.
-Los astures y Roma. José María Blázquez. Real Academia de la Historia. Biblioteca Miguel de Cervantes, 2005
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