Alfonso ordena la
construcción de un conjunto arquitectónico cuyo eje central es la catedral del
Salvador, de la que la Crónica Silense nos dice que fue encargada al arquitecto
Tioda. Unida a ella por el norte estaba la iglesia de Santa María, a cuyos pies
disponía de una tribuna y una cámara destinada a panteón real, por lo que se
deduce que su función era la de capilla para celebrar las honras fúnebres de
los monarcas. Además, el conjunto catedralicio se completaba con la iglesia de
San Tirso, cuyo testero de la capilla central ha llegado hasta nuestros días,
una zona cementerial y toda una serie de residencias para el alto clero.
El núcleo central de
Oviedo se completaba con el palacio regio y una serie de dependencias
destinadas a sede del gobierno del Reino. De este conjunto palaciego, sólo se
ha conservado la capilla palatina, hoy llamada Cámara Santa. Esta capilla fue
mandada construir por orden expresa de Alfonso II para albergar las reliquias
que habían llegado a Asturias procedentes de Toledo a raíz de la conquista
musulmana, de las que la Crónica Silense asegura que procedían de la misma
Jerusalén. La idea de fortalecer el trono con el poder santificante de unas
reliquias se debe a la influencia carolingia (Aquisgrán e Ingelheim). Bajo la
capilla existía una cripta, dedicada a Santa Leocadia y San Eulogio, mártires
cordobeses.
A estos tesoros
arquitectónicos, habría que unir la llamada Cruz de los Ángeles. Una magnífica
pieza de orfebrería en la que figura el lema del monarca "Hoc signo tuetur
pius, hoc signo vincitur inimicus" («Con este signo es protegido el
piadoso, con este signo es vencido el enemigo»). La adoración de la cruz y la
consagración de la catedral al Cristo Salvador, constituyen toda una
declaración de intenciones del monarca ante la polémica religiosa que le tocó
vivir.
Política territorial de Alfonso II
Tras una rebelión
desencadenada en septiembre del año 801, que le costó su exilio en el
monasterio de Ablaña, Alfonso II vuelve a la actividad regia gracias a la
intervención de un grupo de fieles reales dirigido por Teuda, un noble
visigodo. Estos acontecimientos pueden tener relación con la división de la sociedad
astur, entre los partidarios de la ortodoxia goda y los heterodoxos próximos a
Toledo.
Su política territorial se centró en la repoblación de los territorios que más adelante darían lugar al condado de Castilla. Repobló el valle de Mena y el valle de Valpuesta. Sin embargo, Alfonso tuvo que dedicarse a contener los ataques de Hicham , que en el año 795 volvió a ocupar la ciudad de Oviedo.
Los musulmanes se dedicaron a
lanzar razzias periódicas sobre las tierras recién repobladas, especialmente en
Álava, la futura Castilla y Galicia, para garantizar su sometimiento, pero
afortunadamente para Alfonso, las revueltas internas que tuvieron lugar en
Al-Andalus y la presión franca en los pirineos, que provocaron la pérdida de
Gerona (785) y Barcelona (801), obligaron a los dirigentes musulmanes a
distribuir sus esfuerzos. Esto permitió a Alfonso reorganizar sus dominios y
presentar una resistencia formidable, que cristalizaría en victorias como la
del río Lutos, cerca de Grado, en el año 794, lo que le otorgó una gran fama
como caudillo militar.
Alfonso II puso a Oviedo
en el mapa mundial; fue un magnífico alcalde, además de un gran rey.
Murió el 20 de marzo de
842. Después de 51 años de reinado.
Bibliografía.
Constantino Cabal, Eloy
Benito Ruano, pr.:Alfonso II El Casto, fundador de Oviedo. Grupo Editorial
Asturiano. 1991.
Félix de Aramburu y
Zuloaga, José Posada Herrera, Ramón Menéndez Pidal: Alfonso II, el Casto Ediciones Páramo, S.A.
1996
Códice testamento Alfonso
II el Casto y estudio de la obra. Ediciones Madú
C. Sánchez Albornoz.
Orígenes de la Nación Española. El reino de Asturias. 2 vols. Instituto de
Estudios Asturianos. 1974. Oviedo
VV.AA. Estudios sobre la
monarquía Asturiana. XI Centenario de Alfonso II. (1942). Instituto de Estudios
Asturianos: 1974.
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